El traslado de carga aérea del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), cuya nueva fecha límite es el 1 de septiembre de 2023, ha ido en progreso a pesar de las diversas controversias que se han gestado en torno a la decisión tomada por el presidente Andrés Manuel López Obrador como parte de una de las estrategias para desahogar la saturación de vuelos que presenta el AICM.
Desde febrero de este año, empresas con aviones de carga como DHL y Estafeta se han mudado del AICM al AIFA, sin embargo, aún existen muchas otras que, o no han iniciado el procedimiento o se encuentran en proceso de desahogo. De acuerdo con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT), hasta ahora se han firmado 73 acuerdos con las distintas empresas de carga que operan en México y sólo faltan 35 más para concretar su mudanza.
El proceso para trasladarse al AICM ha sido bastante complejo debido, no sólo a la premura del tiempo, sino también a los obstáculos burocráticos a los que se enfrentan las diversas empresas tales como la obtención de permisos y certificaciones. Aunado a ello, la mudanza también ha significado un aumento en los costos y el tiempo de transporte, lo que genera retrasos en las cadenas de suministro.
La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) calculó que la transición, al concluirse, podría representar un costo de 9 millones 713,706 pesos, una cifra que integra la actualización de concesiones y permisos de los que son titulares 16 personas morales, mexicanas y extranjeras, dedicadas exclusivamente a la carga aérea, así como el costo por concepto de diversas acciones requeridas por dichos concesionarios. A dicha cifra, habría que agregar el costo por uso de horas/hombre y la reubicación de bienes y equipo que ronda, aproximadamente, entre los 200,000 pesos hasta el millón de pesos, contemplando costos de mudanza de acuerdo con el tamaño de cada empresa.
Para las empresas de logística, la mudanza representa un nuevo conjunto de desafíos, pues tendrán que adaptarse a las nuevas instalaciones, procedimientos y regulaciones del nuevo aeropuerto, lo que podría causar interrupciones iniciales y retrasos. Además, el cambio podría dar lugar a un aumento en la competencia, ya que nuevos proveedores de logística podrían ingresar al mercado para capitalizar estas oportunidades.
Estudió la carrera de Relaciones Internacionales por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, con inclinación hacia el ámbito profesional de comercio exterior y logística, con un amplio interés en las ramas de agenciamiento de carga, innovación y tendencias en el comercio.